Las mujeres que dan a luz en invierno o en primavera son menos propensas a sufrir depresión posparto que las mujeres que alumbran en otoño o verano, según sugiere un estudio presentado.

Tal estudio también encontró que las mujeres que dieron a luz a niños de mayor edad gestacional más alta tuvieron menos probabilidades de desarrollar depresión posparto, mientras que aquellas que alumbraron a sus hijos sin anestesia epidural tuvieron mayor riesgo.

Según los autores, este último caso puede deberse al dolor asociado al trabajo de parto, que puede haber traumatizado a las mujeres o simplemente que quienes rechazaron la anestesia tuvieran características intrínsecas que las hicieran más vulnerables a experimentar depresión posparto.

Las mujeres blancas tienen un riesgo menor de depresión posparto en comparación con las mujeres de otras razas. Además, el aumento del índice de masa corporal (IMC) se asoció a un mayor riesgo de depresión posparto, pero no se halló relación entre el modo de llegada al mundo del niño y el depresión posparto.

Al menos el 10% de las mujeres sufre de ansiedad o trastornos depresivos después del parto, con síntomas como tristeza, inquietud y/o agitación y disminución de la concentración. La depresión posparto generalmente surge de una combinación de cambios hormonales, ajustes psicológicos a la maternidad y la fatiga.

Si no se trata, la depresión posparto puede interferir en la unión madre-hijo y causar angustia a la madre, al bebé y a toda la familia.

Se señala que cuanto mayor es la edad gestacional o cuando más avanzada esté una mujer en su embarazo, más maduro típicamente estará el bebé en el parto.

“Se espera que la madre mejore y esté menos estresada mentalmente al dar a luz un bebé maduro.

El mecanismo de protección observado para las mujeres que dan a luz en invierno y primavera puede atribuirse al disfrute estacional de las actividades interiores que las madres experimentan con los recién nacidos, pero dicen que las actividades al aire libre, aunque no son convenientes, también son buenas para los recién nacidos y ayudan a aumentar su exposición al sol.

Además, las mujeres con mayor IMC necesitaron más seguimiento ambulatorio materno hospitalario y presentaban más complicaciones relacionadas con el embarazo, lo que podría afectar a las perspectivas maternas.”