Hasta el 13,8% de los casos de cáncer de mama podrían evitarse si las mujeres inactivas dejaran de serlo, según un estudio realizado con el objetivo de determinar qué impacto tiene el ejercicio físico en el riesgo de desarrollar la enfermedad y evaluar en qué medida cumplir las recomendaciones de actividad física posibilita una menor probabilidad de desarrollar la enfermedad.

Así lo han explicado los expertos sobre ejercicio físico oncológico en el que se han dado a conocer las últimas novedades en la investigación sobre ejercicio físico y cáncer.

Durante la investigación  también se ha abordado la relación entre la dieta y el riesgo de desarrollar cáncer.

Seguir un patrón de dieta mediterránea reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama, mientras que una dieta rica en grasas saturadas aumenta las posibilidades de padecer la enfermedad, especialmente en mujeres premenopáusicas.

Asimismo, recientes estudios confirman que no son sólo las grasas, sino también la combinación beneficiosa de los diferentes componentes de la dieta mediterránea los que definen dichos beneficios.

En este contexto, ha indicado que las mujeres con una vida sedentaria tienen un 71% más de riesgo de desarrollar cáncer de mama que aquellas otras que cumplen las recomendaciones de ejercicio físico.

La investigación sobre ejercicio físico oncológico demuestra cada día los beneficios que tiene el ejercicio físico para las personas que siguen un tratamiento oncológico. En base a la evidencia científica actual, este tipo de ejercicio disminuye la fatiga, fortalece el sistema inmunitario, ayuda a recuperar un peso saludable y, en general, mejora la calidad de vida de las pacientes; asimismo, hay estudios que indican que aumenta la supervivencia.

En este sentido, asegura que “los pacientes oncológicos que siguen un plan de ejercicio individualizado y supervisado reducen y previenen diferentes efectos secundarios que afectan a su calidad de vida”.

Sin embargo, apunta que los beneficios “no son sólo físicos y, por eso se está investigando en el posible efecto que el ejercicio físico podría tener en el tumor y en su microambiente.”